Historia de la Viticultura Mexicana
Por Jesús Díez
Químico / Enólogo / Viticultor
Los orígenes de la vid en América
Con la llegada de la vid durante el segundo viaje de Colón en 1493, América recibió tres cultivos fundamentales: la vid, la caña y el olivo. Estas especies se adaptaron de forma sorprendente a los distintos climas del continente.
En México, el desarrollo vitícola comenzó en dos grandes etapas. La primera siguió la ruta del Camino Real, trazado por los misioneros desde la Ciudad de México hasta lo que hoy son Nuevo México y Texas. En su trayecto se plantaron vides en regiones como Puebla, Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes, San Luis Potosí, Coahuila y Chihuahua, con resultados prometedores desde el inicio.
La segunda etapa comenzó a fines del siglo XVII y principios del XVIII, con el Camino Real de Baja California. A lo largo de esta ruta se establecieron misiones como Loreto, Mulegé, Santa Rosalía, San Fernando Velicatá, Ensenada de los Ángeles, Tijuana, San Diego de Alcalá, Santa Bárbara, San Luis Obispo, San Francisco y Sonoma. En todas, la viticultura era esencial para la elaboración del vino de misa.
Fray Junípero Serra y el nacimiento del vino bajacaliforniano
Fray Junípero Serra es considerado el padre de la viticultura en Baja California. A finales del siglo XVIII impulsó una auténtica revolución agrícola que dio origen a lo que hoy es la zona con más hectáreas plantadas de vid en México, especialmente para vinos de calidad.
La evolución moderna del vino mexicano
El crecimiento actual del vino mexicano se debe al acceso a tecnología de vanguardia, asesoría internacional y la experiencia acumulada por los viticultores. Hoy se elaboran vinos que sorprenden al mundo por su carácter propio y la diversidad de sus terroirs.
En la última década, México ha experimentado una reingeniería vitícola, tanto en el viñedo como en la elaboración. Las nuevas plantaciones se diseñan considerando el clima y el suelo de cada región. La poda y la conducción se adaptan a cada varietal siguiendo modelos internacionales, lo que ha elevado la calidad de las uvas y, con ellas, la de los vinos.
Los climas de México y su influencia en el vino
México tiene dos climas principales determinados por la Sierra Madre Occidental.
Al oeste, la influencia del Océano Pacífico crea un clima mediterráneo, con veranos cálidos y vientos fríos del norte.
Al este, en el altiplano central, las alturas entre 1,500 y 2,000 msnm también generan un clima mediterráneo, pero gracias a la altitud, los vinos logran un equilibrio fresco y elegante.
La viticultura, base de la calidad del vino, requiere conocimiento, observación y adaptación. Una vid bien trabajada ofrece equilibrio, longevidad y vinos con identidad y proyección internacional.
Baja California: la cuna moderna del vino mexicano
Baja California alberga más de diez valles vitícolas con suelos y climas diversos. En zonas frías como Ojos Negros o cálidas como el Valle de Guadalupe, la viticultura varía según el terreno: hay suelos arenosos, arcillosos y graníticos, cada uno aportando rasgos únicos a los vinos.
Durante el siglo XX, los rusos Molokanes impulsaron la viticultura del Valle de Guadalupe. Utilizaban podas altas, con troncos de más de un metro y medio, plantados sobre suelos arcillosos que retenían agua. Con el tiempo, las técnicas evolucionaron hacia podas de cabeza baja, al estilo europeo, favoreciendo el equilibrio y la madurez de la vid.
Innovaciones vitícolas en el Valle de Guadalupe
Posteriormente, los viñedos adoptaron estructuras de postes y alambres (espaldera), visibles en zonas como el Valle de Calafia. Este sistema mejoró la exposición solar, la ventilación y la sanidad de las plantas.
Las nuevas plantaciones siguen modelos internacionales con alturas variables y conducción mecanizable, facilitando la cosecha y uniformando la insolación. Todo ello se traduce en uvas más equilibradas y vinos de mejor calidad.
Algunas bodegas incluso aplican viticultura biodinámica, integrando el viñedo al entorno natural para potenciar la expresión del terroir.
Parras de la Fuente: tradición y renovación
En Coahuila, el Valle de Parras de la Fuente cuenta con más de 420 años de elaboración continua de vino. Zonas como Cuatro Ciénegas, Saltillo, Ramos Arizpe, Arteaga y Derramadero muestran un gran dinamismo vitícola.
Antiguamente, las vides se formaban con troncos altos y doble cordón, buscando producciones abundantes. Hoy, los nuevos viñedos usan espalderas que mejoran la exposición solar y permiten racimos equilibrados. Bodegas históricas han impulsado la renovación local, apoyando a pequeños productores y promoviendo prácticas sostenibles.
La adaptación de la poda según el varietal —Shiraz con cordón simple, Cabernet Sauvignon con doble cordón— ha elevado la calidad general. Además, la adopción de viticultura orgánica está redefiniendo la identidad de los vinos coahuilenses.
Chihuahua: el nuevo gigante del norte
Chihuahua es quizá la región menos conocida, pero una de las más prometedoras. Su clima cálido y seco reduce enfermedades, mientras que sus suelos equilibrados y agua de calidad permiten una viticultura precisa.
Los viñedos se estructuran en doble brazo con espaldera mecanizable, optimizando orientación, altura y carga productiva. Municipios como Bachíniva, Delicias, Sacramento, Encinillas y Chihuahua capital ya producen vinos de gran equilibrio y personalidad, reconocidos por expertos internacionales.
El renacer del centro del país
Estados como Querétaro, Guanajuato y Aguascalientes poseen una tradición vitícola centenaria. Sin embargo, durante décadas su producción se orientó al brandy, sacrificando la calidad del vino.
Hoy, nuevos proyectos han devuelto el prestigio a estas regiones. Gracias a su altitud, suelos y microclimas, elaboran vinos frescos, con acidez equilibrada y un carácter distintivo. Los viñedos modernos usan conducciones de doble brazo, favoreciendo el equilibrio entre vegetación y fruto.
Conclusión: la nueva viticultura mexicana
Este recorrido por las principales regiones vitícolas muestra cómo México ha pasado de la tradición misionera a una viticultura moderna, consciente y competitiva.
El conocimiento técnico, la adaptación climática y la pasión de sus viticultores están impulsando un renacimiento del vino mexicano con reconocimiento mundial.
Un abrazo,
Jesús Díez
Químico / Enólogo / Viticultor