Técnicas de Poda de la Vid para Calidad y Producción

La poda de la vid: arte, ciencia y equilibrio

Por Jesús Díez

El verdadero propósito de la poda

Cuando hablamos de poda de la vid, parece un tema técnico o poco atractivo. Sin embargo, al observarlo con atención, se revela como una práctica esencial para definir la producción, la calidad de la uva y la salud del viñedo.
Podar no es solo cortar ramas: es comunicarle a la planta qué camino queremos que tome.

La poda anual rejuvenece el viñedo, permitiendo obtener frutos de mayor calidad. Y como bien sabemos, solo con uvas de calidad pueden hacerse vinos excepcionales; lo contrario, simplemente no es posible. Por eso, la poda es una de las tareas más importantes en la viticultura.

La vid, una planta domesticada por el hombre

Cuando podas una planta de vid, le estás enviando un mensaje claro: “produce frutos, no solo hojas”.
Esta práctica tiene miles de años. Desde que el ser humano se volvió sedentario y comenzó a cultivar, aprendió a controlar el crecimiento de las plantas para optimizar el espacio y mejorar su rendimiento.

Así, la vid se fue adaptando a la domesticación, priorizando la producción de uvas sobre el crecimiento descontrolado.
Una vid sin poda crecerá en varas y hojas, pero dará frutos pequeños y de baja calidad.

Etapas de la poda: de la pre-poda a la poda fina

La poda de la vid se realiza en dos etapas.
Primero, la pre-poda, que elimina los excesos de sarmientos (varas) del año anterior. Este trabajo deja las varas a unos 30 centímetros, facilitando la labor posterior.

Luego viene la poda fina, más precisa y manual. En esta fase, los sarmientos se recortan hasta quedar de 5 a 10 centímetros, cuidando de preservar las yemas: esos pequeños brotes que, con la temperatura adecuada, darán lugar a nuevos sarmientos verdes llamados pámpanos.
Cuando maduran y se tornan marrones, se convierten en sarmientos, los que producirán los racimos del año siguiente.

Tipos de poda: corta o larga

El número de yemas que se dejan en cada sarmiento determina el tipo de poda:

  • Poda corta: dos o tres yemas por vara.

  • Poda larga: cinco o más yemas.

Más yemas implican más pámpanos y racimos, pero también mayor producción y menor concentración de calidad.
Menos yemas limitan el rendimiento, pero permiten uvas más equilibradas y concentradas.
La poda, por tanto, es un arte de equilibrio entre cantidad y calidad.

Conducción del viñedo: estructuras y formas

Una vez definida la poda, el viticultor elige el sistema de conducción, es decir, la forma en que se estructura el viñedo.
Este sistema influye directamente en la exposición solar, la aireación y la eficacia de los tratamientos fitosanitarios.

Los viñedos con postes y alambres permiten distintos tipos de conducción:

  • Doble cordón o doble brazo: dos extensiones, una hacia cada lado.

  • Guyot: un brazo largo con muchas yemas y otro corto con pocas.

En cambio, cuando no hay postes ni alambres, se recurre a la poda en vaso, un sistema tradicional en regiones cálidas.
Aquí se dejan tres brazos gruesos que funcionan como soporte para las yemas nuevas cada año.

Ciencia, clima y decisiones del viticultor

El tipo de poda y conducción depende de muchos factores: clima, suelo, varietal y objetivos de producción.
Cada viticultor estudia su entorno para decidir qué método se adapta mejor a su viñedo.

Un error en estas etapas puede afectar la vida útil de la plantación. Si el viñedo no se adapta correctamente, tras una década podría necesitar replantarse, perdiendo tiempo valioso antes de alcanzar su madurez óptima.

En conclusión, la poda de la vid no es solo una labor agrícola; es un acto de equilibrio, conocimiento y respeto por la naturaleza.
Cada corte define el futuro del vino que disfrutaremos años después.

Un abrazo,
Jesús Díez

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Jesús Díez
Químico / Enólogo / Viticultor Entusiasta educador del vino y los destilados Columnista, Conductor de TV, Radio y Catedrático Director de la Escuela de Vinos, "Jesus Diez-Vinicultura"